Hace unas semanas decidí comprar unas cuantas remolachas para incluir en mis smoothies de la mañana.
Me acuerdo prefectamente la primera vez que visité New York hace unos 5-6 años y visité un lugarcito que amé en la ciudad (One Lucky Duck). Me animé a probar un jugo con remolacha que había en el menú sin ninguna espectativa. No tuve necesidad de darle más de un sorbo al jugo para decidir que odiaba el sabor, era espantoso, no podía imaginar cómo alguien podía tomar algo así y todavía pagar $10 por eso.
Desde ese momento, decidí evitar cualquier cosa con remolacha, igualemente nunca la había disfrutado, cruda o cocida, no era mi favorita ni creí que podría serla.
Años después, no sé cómo ni cuando empecé a incluirla en mi alimentación. Pocas veces la he comido cocida porque personalmente la prefiero cruda, pero lo cierto es que con el tiempo, sin forzarme, aprendí a amarla.
Para no hacerles el cuento muy largo, quise hacer un poquito de arroz para acompañar mi pollo de almuerzo y vi las remolachas en mi refrigerado, entonces pensé “por qué no?”
Arroz rojo
Ingredientes:
2 tazas de arroz basmati integral (o el tipo de arroz que gusten)
3-4 tazas de agua
1-2 pulgadas de remolacha (más si disfrutas su sabor e intesidad de color)
1/2 cdta de cúrcuma en polvo
1/4 cdta sal rosada (o marina)
1 pizca de pimienta
1/2 diente de ajo
Preparación:
* En lo personal, me gusta dejar el arroz en remojo desde la noche anterior. Lo cubro con suficiente agua, le echo un chorrito de limón y al día siguiente boto el agua, lo lavo bien y lo tengo listo para preparar. Aquí el por qué hacerlo!
La preparación es súper simple.
Solamente licuar el agua con la remolacha y todas las especies, luego llevar el agua a una olla mediana y revolver con el arroz.
Dejar cocinar hasta que el arroz haya reventado (la cantidad de agua puede variar de acuerdo al grano que se utilice).