El 2019 fue un año con muchas sombras, pero a la vez mucha luz y caminos nuevos en mi vida.
Este año por primera vez en muchos años, decidí no trazarme metas y titular el año como ‘2019 alineado’, un año para buscar coherencia en cada aspecto de mi vida.
Después de un 2018 de muchos cambios, el 2019 parecía un año para apaciguar las aguas de mi vida y poner en orden cada pensamiento y cada acción.
Sentí por un momento que al venirme a vivir a México podría seguir viviendo mi vida como lo hacía antes: ejercicio, comida, trabajo, relaciones…Pero qué tan equivocada estaba.
Me di cuenta que me había relacionado a mí misma con una figura específica y clara: la mujer que se ejercita de ‘equis’ manera, que come de cierta forma y que vive así y asá. Pero la cosa no es así cuando cambias de país, de cultura, de ambiente.
Viví por tanto tiempo creyendo que pausar acciones, cancelar proyectos o renunciar a relaciones era algo malo, de débiles, de fracasados. Pero qué gran lección me dio este año: RENUNCIAR Y PAUSAR son señal de valentía, de introspección y respeto a la vida que quiero vivir.
El verme obligada en un país nuevo a conocer nuevas personas, hacer nuevas amistades y relacionarme con personas nuevas, me dio la oportunidad de entender qué tipo de personas quiero a mi alrededor, sin importar sus gustos, o edades, quiero personas que me hagan vibrar bonito, que me hagan sentir bien con solo compartir con ellas.
A mitad del año tuve la oportunidad de conocer a una persona que me abrió los ojos ante las redes sociales, que me enseñó que se pueden conocer personas muy vacías pero que quieren demostrar lo opuesto con mentiras y falsedades. Aquí fue justo cuando empecé a cuestionarme mucho el tipo de trabajo que hago, el camino que quiero seguir y el por qué hago lo que hago.
Me di cuenta que no quiero followers, reconocimiento, ni alimentar un ego que es parte de un movimiento social falso, perdido y dañino.
A la vez me he sentido en paz con la transparencia con la que he hecho mi trabajo en los pasados 8 años trabajando y compartiendo por internet. He podido crecer en conjunto a quienes me leen, lo cual me hace sentir un poco avergonzada porque tal vez mi manera de pensar pueda parecer contradictoria a la Cata que escribía sobre prácticas más extremas y poco cercanas a lo que soy hoy, pero supongo que así es el camino de crecimiento, cambiar, evolucionar. Me queda la tranquilidad de saber que cada paso que he dado ha sido un experimento personal para llegar hasta donde estoy hoy.
Renuncié a abrir nuevos espacios de consultas nutricionales por un tiempo, para darme la oportunidad de crear contenidos para educación y comunicación como siempre lo había soñado. De repente me encontré con muchos menos gastos económicos como para darme la oportunidad de tomar este camino.
Me encontré a mitad de año con problemas hormonales que me llevaron a tener un período irregular, dos pólipos enormes en mi útero y un diagnóstico de posible cáncer de cuello uterino que me destrozó emocionalmente.
Fue aquí cuando decidí dejar de preocuparme por hacer, crear, tener, e incluso ser, para simplemente enfocarme en disfrutar de cada segundo de mi vida.
Me encontré con que tenía muchos meses de sufrir de ansiedad, de tener episodios emocionales difíciles, que evitaba e ignoraba, pero fue cuando encontré de nuevo mi centro con la ayuda de un gran terapeuta que me ha acompañado desde entonces.
Con el tiempo, una buena y más amigable alimentación y estilo de vida, mi salud mejoró muchísimo: los pólipos desaparecieron (uno fue extraído en cirugía), el diagnóstico de cáncer se descartó (y me dejó una enorme enseñanza de vida) y mi salud mental y emocional me trajeron a este poste que tanto quise compartir con ustedes.
No quiero empezar el año con grandes expectativas ni metas sofocantes, pero sí con la claridad mental de querer más y mejores momentos para disfrutar de esta vida.
Quiero desarrollar nuevos proyectos, experimentar nuevos caminos laborales y quitarme el miedo de hacer cosas que nunca he hecho.
Aprendí en el 2019 que no quiero vivir como otros, no quiero seguir patrones ni estresarme por no cumplir con modelos. Sueño con fluir en la próxima década como una nueva mujer, llena de alegría, llena de amor, llena de esperanza.
Conoces a alguien que te alegre mucho tu vida con sola tenerla cerca? Esas personas que iluminan un cuarto con su simple presencia? Pues algo así es mi modelo a seguir, una mujer tan plena y llena de tanto pero con poco, que pueda ayudar a otras a busca el sentirse así.
Esta nueva década sé que mi vida va a dar un giro MUCHO mayor. Sé que las cosas están por cambiar por completo, pero me entrego y me dejo que la vida me lleve porque confío en quien soy, confío en lo que he construido y confío en que me llevará por los mejores caminos que merezco recorrer.
Cierro este año enormemente agradecida con la vida. Agradecida con las experiencias y con el crecimiento que he tenido en los últimos 10 años.
Por muchos años me sentí que era la misma. Me veía a mi misma como la joven de 18 años que nunca creció, y pensé que así me quedaría por siempre. Pero qué sorpresa me dio la vida, me regaló un salto cuántico de crecimiento, no cronológico, pero sí personal.
He aprendido a vivir con menos, a disfrutar sin tener, a ser sin pretender y a sentir sin esperar.
GRACIAS por dedicarme un pedacito de tu tiempo.
GRACIAS por tu confianza, tu entrega y tu atención.
Cierro esta década con la certeza de que hice todo lo mejor, y aunque no fuese así, lo hice lo mejor que pude en su momento.
Te deseo un 2020 lleno de prosperidad, abundancia y sabiduría para encontrar una vida placentera y llena de lo mejor.
Me voy feliz, y sigo con la esperanza de encontrar en cada momento un rayito de luz para calentar mi camino.
Nos seguimos viendo,
Con cariño
Cata